Si el tipo de masaje es deportivo, para descargar la musculatura, es aconsejable hacer descanso deportivo uno o dos días después del masaje. De esta manera daremos tiempo a la recuperación de los músculos. En cambio, si el tipo de masaje es relajante o suave, se puede hacer una práctica deportiva moderada o de baja intensidad.
Claro que sí. Hay personas a quienes les gusta que el masaje sea muy profundo y fuerte, y otras que quieren salir con una sensación de bienestar y sin sufrir dolor. Normalmente, el fisioterapeuta ya pregunta antes de la sesión si prefiere un tipo de trabajo más intenso o, si por el contrario, se desea uno de más suave para así encontrar momentos de relajación.
Hacemos tratamientos de 25’ y de 50’. Cuando se trata de una zona muy localizada y poco extensa, se puede hacer un tratamiento corto de 25’, aunque para que el paciente salga con sensación de bienestar y de haber hecho un tratamiento más completo, es aconsejable hacer un masaje de 50 minutos.
La frecuencia de tratamiento varía para cada persona. Para tratar áreas de tensión o estrés, lo ideal es hacer un masaje una vez por semana. Si se trata de dolencias o contracturas, sería bueno hacer dos veces a la semana hasta que el problema desaparezca o esté bajo control. Para alcanzar un mantenimiento regular, es recomendable una sesión cada 15 días o una sesión al mes.
Los músculos del cuerpo están sometidos siempre a una cierta tensión, pero cuando esta tensión (contracción) se convierte en permanente e involuntaria y el músculo no se relaja convenientemente, aparecen las contracturas. Estas pueden llegar a ser muy dolorosas y con el tiempo, si no se tratan convenientemente, pueden crear problemas graves en el cuerpo.
Los motivos que provocan una contractura pueden ser muy variados: un esfuerzo muscular superior al que el músculo puede aguantar, posturas incorrectas y tensión nerviosa, entre otros.
Un buen masaje le ayudará a aliviar el dolor y a eliminar la contractura. Unos buenos consejos del fisioterapeuta le permitirán adoptar posturas correctas para evitar que se produzcan de nuevo. Sin embargo, en muchos casos, las contracturas suelen ser recurrentes y requieren una atención más o menos constante. Para conseguir una buena prevención, hay que relajar bien los músculos periódicamente y, si es posible, mediante un buen masaje en las zonas más sensibles.
Si está en proceso agudo sería conveniente hacer uno o dos masajes a la semana. A medida que vaya disminuyendo el dolor, lo podemos ir espaciando cada 15 días y, finalmente, se recomienda hacer uno de mantenimiento al mes.